Todo sobre la leucemia, el cáncer de la sangre

La leucemia es una enfermedad maligna que tiene lugar en la médula ósea, haciendo que se produzca una cantidad anormal de glóbulos blancos en la sangre. En el artículo de hoy nos dedicaremos a realizar un recorrido informativo acerca de esta enfermedad, sus tipos y tratamiento.

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¿Qué es la leucemia?

La leucemia es una enfermedad cancerígena que tiene lugar en los tejidos que conforman a la sangre, la misma afecta también a la médula ósea y al sistema linfático que es el encargado de llevar lo que se conoce como linfa (líquido amarillo que contiene glóbulos blancos).

Esta afección tiene diferentes tipos, algunos de estos son más recurrentes en la población infantil, mientras que otros solo ocurren en los adultos.

En este tipo de cáncer están involucrados los glóbulos blancos. Los mismos funcionan como agentes protectores de infecciones, habitualmente estos se van dividiendo y creciendo a medida que el organismo los va necesitando.

Sin embargo esto no funciona de la misma manera en los individuos con leucemia, en estas situaciones la médula ósea produce una cantidad mayor de glóbulos blancos que no operan correctamente.

Por otra parte, el tratamiento para la enfermedad puede ser complicado, esto se debe a que depende no solo del tipo de leucemia, sino también de otros factores involucrados. A pesar de esto, existen recursos y estrategias que resultan efectivos para combatir la afección.

Tipos

Como ya hemos mencionado, la leucemia es una enfermedad de la sangre que está dividida en varios tipos. Algunos de estos solo se han encontrado presentes en niños y otros solo afectan a personas adultas. A continuación, realizaremos una exploración acerca de los tipos de leucemia que se han descubierto hasta el día de hoy.

Leucemia Linfocítica Aguda

La leucemia linfocítica aguda (LLA) se entiende como un grupo de neoplasias malignas (tumores) que afecta a los blastos precursores de los linfocitos (glóbulos blancos) de la médula ósea.

La mayoría en realidad son tumores producidos por la célula progenitora pre-B, aunque ocasionalmente estas se manifiestan como LLA de células pre-T (células madres de la médula ósea). Este tipo de leucemia se ha encontrado que tiene una mayor incidencia en los primeros diez años de vida, sin embargo, se puede correr el riesgo de tenerla al estar en una edad madura.

La leucemia linfocítica aguda se presenta cuando el organismo comienza a producir una cantidad de glóbulos blancos inmaduros conocidos como linfoblastos. Las células de cáncer  rápidamente aumentan y van reemplazando a las sanas dentro de la médula ósea, justo en el tejido blando de los huesos que contribuye a la formación de las células sanguíneas.

Este tipo de enfermedad impide que se formen nuevamente células de la sangre saludables, y los síntomas que se presentan pueden llegar a ser letales para el paciente.

Este tipo de leucemia es la más común en la población infantil, afectando a niños en edades comprendidas entre los tres y siete años, no obstante, los adultos pueden llegar a desarrollar también en las etapas más avanzadas de sus vidas.

Dado que esta enfermedad hace que los glóbulos blancos estén incapacitados para ejercer sus funciones determinadas, los pacientes tienden a sufrir de diversas infecciones.

De una misma manera, ya que ocurre una sobrepoblación de linfoblastos en la médula ósea esto deja un espacio menor para la producción de otras líneas celulares, por lo que es común que ver la presencia de la anemia (disminución de los glóbulos rojos) y trombopenia (disminución de las plaquetas), que causan hemorragias.

Con respecto al tratamiento de esta enfermedad, el objetivo siempre es la curación total de la persona afectada. En este sentido el mismo posee dos etapas: la terapia de inducción y la terapia posterior a la remisión, ambas están basadas en un tratamiento profiláctico con el fin de evitar que la leucemia afecte el sistema nervioso central.

La primera fase del tratamiento lo que trata de obtener es la remisión total del cáncer en la sangre. Mientras que la segunda etapa está destinada a administrarse dos o tres años después de la terapia de inducción con el objetivo de eliminar por completo las células residuales del cáncer.

Leucemia Mielógena Aguda

La leucemia mielógena aguda (LMA) o leucemia mielocítica aguda es un tipo de cáncer que tiene lugar en las células de la línea mieloide de los glóbulos blancos y se caracteriza por la rápida propagación de células anormales que se agrupan en la médula ósea y afecta la producción de glóbulos rojos normales.

Este tipo de leucemia es la más común en la población adulta y su incidencia se incrementa conforme la edad lo hace. A pesar de que esta enfermedad en términos generales es muy poco frecuente, es la responsable del aproximadamente 1,2 % de las muertes por cáncer en Estados Unidos.

Los síntomas de esta afección son provocados por la invasión de la médula ósea que va siendo desplazada por la aparición de células leucémicas, lo que causa en descenso de glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos normales.

Los signos principales de esta leucemia son: cansancio, dificultad respiratoria, aparición de hematomas (moretones), dificultad en la coagulación sanguínea e incremento en el riesgo de infección. Asimismo, como cualquier otro tipo de leucemia, ésta escala rápidamente y llega a ser letal si no es tratada lo antes posible.

La causa principal de la aparición de este tipo de cáncer fue descubierta en el año 2011 por médicos australianos, los cuales determinaron que se produce una mutación en el gen GATA2 del cuerpo, teniendo la predisposición de padecer la enfermedad.

La leucemia mielógena aguda es curable, no obstante, solo un pequeña población de los pacientes se someten al tratamiento actual. El inicio de este proceso se basa en sesiones de quimioterapia cuyo objetivo es disminuir la mayor cantidad posible de células cancerígenas.

Un segundo método de tratamiento consiste en un trasplante de médula ósea, algunos pacientes con la afección logran pasar por esta segunda alternativa cuando existe un donante compatible.

Hoy en día esta enfermedad es motivo de investigación, en donde su fin central es la identificación de las causas de la misma para así dar con un diagnóstico más acertado. Igualmente, contribuye a la exploración de nuevos métodos para detectar la aparición de ella luego de la remisión.

Leucemia Linfocítica Crónica

La leucemia linfocítica crónica, también conocida por las siglas LLC es un tipo de leucemia en la cual se ven afectados los glóbulos blancos o los linfocitos de la médula ósea.

En este tipo de cáncer los linfocitos son maduros pero son incapaces de ejercer su función inmunitaria, su vida se prolonga hasta que ellos mismos sufren de una muerte programada denominada apoptosis. Se observa que ellos se van incrementando lentamente en los recuentos sanguíneos y en la misma médula.

Sin embargo, el sistema inmunitario en donde los linfocitos cumplen sus funciones queda completamente debilitado.

El inicio de este trastorno por lo general es asintomático, es decir, paciente no reporta que se siente enfermo o débil. Al momento de hacer el estudio hemográfico (exploración de la sangre) los valores arrojados son normales.

El médico especialista conocido como hematólogo cumple con el seguimiento por medio de exámenes físicos, reportes verbales del propio paciente y realización de hemogramas para el análisis regular de la sangre.

El progreso de esta enfermedad puede ser estable por un tiempo o puede evolucionar de manera repentina mostrando un aumento de linfocitos o leucocitos en los análisis de sangre, así como otros indicadores que superan o disminuyen el número normal de propagación que da paso a la presentación de los síntomas.

Luego de esto es necesario emplear nuevas estrategias y métodos médicos tales como la ecografía, la tomografía Axial Computarizada, TAC o escáner y citometría para saber a ciencia cierta el estado actual de la leucemia y la situación del paciente.

Otros tipos de leucemia

Los tres tipos de leucemia mencionados anteriormente son los más recurrentes según los estudios médicos, sin embargo, existe un cuarto tipo que se presenta también con cierta regularidad, el mismo se denomina como leucemia mielógena crónica.

La leucemia mielógena crónica (LMC) es catalogada como un tipo de cáncer ya que genera tumores que afectan las células precursoras o hemocitoblastos de la sangre.

La misma se caracteriza por una producción excesiva de glóbulos blancos del tipo granulocítica, esplenomegalia, trombocitosis y anemia. El origen de este tipo de leucemia se debe a una mutación en los cromosomas 9 y 22.

A pesar de conocer su origen, la causa de esta enfermedad aún no ha sido determinada. La misma parece no tener ningún tipo de relación a los fármacos o infecciones, sin embargo, por medio de las investigaciones realizadas a las personas sobrevivientes del incidente en Chernobyl se ha percatado que la alta exposición a la radiación contribuye al desarrollo de la enfermedad.

Hoy en día el tratamiento para esta leucemia se basa en la aplicación del mesilato de imatinib, un inhibidor de la proteína tirosina quinasa que ha permitido aumentar la esperanza de vida de esta enfermedad hasta recuperar por completo al 90% de los pacientes.

El imatinib, producido por Novartis bajo el nombre de Glivec o Gleevec, ha sido un medicamento que ha estado bajo el ojo de la justicia por su alto precio en comparación con otros fármacos para el cáncer que hay en el mercado.

Un segundo método que ha mostrado efectividad en la curación de este tipo de cáncer ha sido el trasplante de médula ósea, sin embargo, el mismo solo se emplea cuando la leucemia se encuentra en una fase más acelerada.

Causas

No hay una única causa que desencadene la enfermedad de la leucemia o algunos de sus tipos. Las causas más conocidas provienen del interior de la persona y solo representan pocos casos. Como cada leucemia es diferente entre sí, las causas son muy variadas.

En líneas generales, la leucemia se produce por mutaciones en el ADN de cada persona que la padece. Algunas de estas mutaciones contribuyen a la producción de oncogenes (genes del cáncer) o a la desactivación de los genes supresores de tumores, trayendo como consecuencia la alteración de la muerte celular, la diferenciación o la mitosis (división celular).

Dichas alteraciones en el organismo de todo individuo ocurren de manera espontánea o por la exposición a la radiación o a sustancias cancerígenas, además de que la enfermedad está determinada también por factores genéticos.

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En el caso de los adultos, se pueden diferenciar entre los factores biológicos (como el virus linfotrópico T humano) y los artificiales (radiación ionizante, benceno, agentes alquilantes y quimioterapia para otras enfermedades).

Se ha determinado que el consumo de tabaco es un factor clave en el desarrollo de la leucemia mielógena aguda en adultos. De una misma manera, el uso extendido de productos petroquímicos y tintes para el cabello se ha relacionado con algunos tipos de la enfermedad. Al igual que se ha encontrado evidencia que la afección se puede transmitir durante el embarazo.

En este sentido, se ha revelado que algunas de las divisiones de la enfermedad están relacionadas a infecciones víricas.

Algunos individuos son más propensos a desarrollar la leucemia a causa de una predisposición genética. Dicha predisposición ha sido estudiada por medio de los antecedentes familiares e investigaciones con gemelos. Los afectados pueden tener uno o varios genes en común.

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En algunas circunstancias, las familias tienden a desarrollar el mismo tipo de leucemias que los demás miembros. Por otro lado, otras familias pueden desarrollar diferentes tipos de la enfermedad o afecciones a nivel sanguíneo.

Adicional a todo lo ya mencionado, se ha encontrado evidencia de que los individuos con algún déficit en sus cromosomas o con alguna enfermedad genética son más propensos a tener leucemia.

Por ejemplo, las personas que padecen del síndrome de Down tienen un riesgo elevado de tener leucemia aguda, al igual que los individuos con anemia de Fanconi pueden desarrollar con mayor frecuencia leucemia mielógena aguda.

Síntomas

En cuanto a los síntomas de la enfermedad, los mismos dependen del tipo de leucemia que presente la persona. Los más frecuentes son los siguientes:

 

  • Leucemia mielógena aguda: Fatiga, pérdida del apetito que conlleva a una baja en el peso del afectado, fiebre alta y sudores nocturnos.
  • Leucemia mielógena crónica: Debilidad muscular, sudoración excesiva sin ninguna razón aparente y, al igual que el caso anterior, el paciente presenta una fiebre alta, pérdida del apetito y baja en su peso.
  • Leucemia linfocítica aguda: Sensación de mareo/náuseas o aturdimiento, debilidad muscular y fatiga, dificultad en la respiración, propensión a contraer infecciones, formación de hematomas con facilidad, fiebre alta y sangrado frecuente por las
    encías y la nariz.
  • Leucemia linfocítica crónica: Los síntomas en este tipo de leucemia son en su mayoría iguales que los anteriores (fiebre, fatiga, sudoración excesiva, etc) sin embargo, esta enfermedad presenta una inflamación de los ganglios linfáticos, dolor
    y sensación de hinchazón del estómago.

De una misma manera, otros síntomas habituales son el dolor en los huesos, como consecuencia de la propagación de las células leucémicas en toda la médula ósea, así como la aparición de anemia, que se caracteriza por palidez, cansancio y baja tolerancia al ejercicio a causa de la poca producción de glóbulos rojos.

En un mismo sentido, a causa de esta enfermedad, se reduce la producción de glóbulos blancos, por lo que el organismo queda expuesto sin un sistema inmune funcional a las diversas infecciones.

Igualmente, el número en las plaquetas del cuerpo se reduce que trae como consecuencia la aparición de manchas en la piel y hemorragias esporádicas. Las cuales ocurren en la nariz, boca o recto, estas pueden empeorar si tienen lugar en la zona del cerebro a raíz de una caída abrupta de las plaquetas.

Diagnóstico

El diagnóstico para determinar la presencia de la leucemia se basa en el conteo repetido de la sangre, así como un examen en la médula ósea y la observación de los síntomas ya mencionados. Otro método empleado en el análisis de un ganglio linfático para poder precisar el tipo de leucemia que tiene el afectado.

Una vez que la enfermedad ha sido diagnosticada, por medio de un análisis de sangre se puede determinar el nivel de daño que hay en el hígado y en los riñones, así como los efectos de la quimioterapia en el paciente.

En una misma línea de ideas, para observar otro tipo de daño en el organismo a causa de la leucemia se emplean radiografías (en huesos), resonancia magnética (cerebro) o ultrasonidos (riñón, bazo e hígado). Las tomografías computarizadas son utilizadas muy raras veces para determinar la presencia de nódulos linfáticos en el pecho.

Si bien algunos de los tipos de leucemias son determinados como enfermedades fulminantes, otros en realidad pueden ser muy leves y tratables con el medicamento y cuidados adecuados.

Actualmente no hay un síntoma en específico que ayude a determinar la presencia de leucemia en el organismo de la persona, puesto que los mismos son muy comunes en algunas otras enfermedades.

La mejor opción para poder acertar con su diagnóstico es por medio de una operación menor conocida como biopsia la cual permite hacer una evaluación más precisa, así como un hemograma para hacer un análisis total del torrente sanguíneo.

Otro método eficaz y confiable para confirmar o descartar la enfermedad en una persona es a través de un mielograma, no obstante, este medio solo es usado en casos seleccionados, por lo que sería más adecuado un estudio de la médula ósea.

¿Cómo es el tratamiento de la leucemia?

Cada una de los tipos de leucemia que hemos mencionado anteriormente son tratables, y el objetivo de este tratamiento es la curación completa del paciente. El mismo se basa en las necesidades de cada persona y al tipo que padezca.

Con el fin de realizar un contenido más informativo, presentaremos el tratamiento indicado para cada uno de los tipos de leucemia que hemos explorado con anterioridad.

Leucemia linfocítica aguda

El tratamiento dado para este tipo de leucemia está basado en la quimioterapia de tres etapas, las cuales son: de inducción de la remisión, de consolidación o intensificación y de mantenimiento.

La primera fase está referida a la eliminación completa o mayoritaria de las células leucémicas. En la segunda etapa las dosis de la quimioterapia se intensifican y por último la tercera fase es para el tratamiento de las células residuales con una menor cantidad de medicamentos en la quimioterapia.

Por otra parte, aquellos pacientes que son vistos como alto riesgo (recaída fácil en la enfermedad) la mejor alternativa es un trasplante de alguno de los progenitores o de algún donador que sea compatible. El trasplante para esta cirugía puede ser de una médula ósea, sangre periférica o en sub
defecto la sangre provista del cordón umbilical.

Leucemia mielógena aguda

Mientras tanto, la leucemia mielógena aguda consta de dos etapas en su tratamiento de quimioterapia: de inducción a la remisión y de post-remisión o consolidación.

La fase de mantenimiento que tiene lugar en el anterior tipo de leucemia y que resulta eficaz por sus dosis menores, en este tipo de situaciones no tiene los mismos efectos o por lo menos, no produce efectos positivos.

En la segunda etapa del tratamiento de la afección existen tres alternativas viables:

  1. Quimioterapia de consolidación.
  2. Quimioterapia de consolidación, luego la realización de un trasplante de médula ósea autólogo (del propio paciente).
  3. Quimioterapia de consolidación, luego la realización de un trasplante de médula ósea alogénico (de donante compatible).

Leucemia linfocítica crónica

Los pacientes con este tipo de enfermedad en realidad pueden llevar una vida normal durante los primeros años de la leucemia sin la necesidad de un tratamiento, excepto por los controles regulares para determinar si la misma ha evolucionado o se mantiene estable.

En el caso de que se determine que la leucemia ha evolucionado, los pacientes deben ser sometidos a nuevos tratamientos de quimioterapia basados en fludarabina que se relaciona con otros agentes quimioterápicos (ciclofosfamida, mitoxantrona, clorambucilo, bendamustina) o con un anticuerpo monoclonal, como rituximab.

De una misma manera, estos últimos años también han salido a relucir una serie de medicamentos guiados para el tratamiento de la leucemia linfocítica crónica, como por ejemplo ibrutinib e idelalisib.

Para este tipo de leucemia el trasplante autólogo de médula ósea ha sido un método que se ha abandonado puesto que no presenta ningún tipo de mejora a los síntomas del paciente, además de estas nuevas alternativas médicas.

Leucemia mielógena crónica

El tratamiento actual que se emplea para la leucemia miológena crónica está basado en medicamentos inhibidores de la tirosin cinasa (ITC) que de manera inicial deben ser tomados indefinidamente. Igualmente, todos estos fármacos se administran por vía oral.

Imatinib fue el primer medicamento salido al mercado especializado para esta afección, el mismo ha demostrado ser eficaz como medio para controlar los síntomas y presenta un alto nivel de seguridad. Nilotinib, dasatinib y bosutinib son los llamados ITC de segunda generación y ponatinib se considera de tercera generación.

Ha sido todo por el artículo de hoy, esperamos que la información proporcionada le haya sido de gran ayuda. Le hacemos la invitación a leer también: Hernia Crural y Cirrosis biliar primaria