Aprende todo sobre la enfermedad de Alzheimer

Aprende las particularidades de la enfermedad de Alzheimer, esta temida afección que ocasiona demencia debido al deterioro de las funciones cerebrales y la muerte celular. En este post te damos los detalles.

Enfermedad de Alzheimer

¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?

La enfermedad de Alzheimer es el trastorno causado por la reducción en el cerebro de la producción de la sustancia química neurotransmisora esencial llamada acetilcolina, que es importante para todos los procesos cerebrales.

La acetilcolina es una molécula que se produce en las neuronas y es vital para el correcto funcionamiento del cerebro, pues ella permite la comunicación entre las células nerviosas, transmitiendo los impulsos nerviosos tanto a nivel del sistema nervioso central como del periférico con la información pertinente.

Está involucrada en todos los procesos mentales relacionados con el aprendizaje, memoria y pensamiento. En La Linfadenitis mesenterica es posible conocer sobre otra enfermedad similar.

Enfermedad de Alzheimer

Su carencia puede ocasionar una alteración neurodegenerativa, que hace que las personas tengan dificultades para procesar información, recordar nombres y rostros, así cosas y eventos de reciente ocurrencia.

Es un problema relacionado con el deterioro cognitivo que genera dificultades de memoria más acentuadas que las de una persona normal de la misma edad. Se recomienda leer La Acidemia isovalérica sobre otra enfermedad asociada al desarrollo cognitivo.

Se trata, pues, de un tipo de demencia que, incluso, puede acarrear problemas de comportamiento dentro del entorno familiar. Suele aparecer a partir de los 65 años, aun cuando se han encontrados casos en gente más joven.

Cuando una persona padece la enfermedad de Alzheimer, en el tejido cerebral ocurren daños a nivel microscópico, que van generando la pérdida progresiva, pero constante, de sus capacidades cerebrales.

Enfermedad de Alzheimer

Sus síntomas son generalmente de desarrollo lento, los cuales se van acentuando y empeorando con el tiempo, haciéndose tan graves que llegan a interferir en las tareas ordinaria del día a día.

Este mal es considerado la forma más común de demencia entre las personas mayores, pues afecta severamente la capacidad y habilidad de realizar sus actividades rutinarias básicas y representa entre el 60 y 80% de estos casos demencia.

Las estadísticas estiman que un 40 por ciento de los pacientes con Alzheimer lo padece por antecedentes familiares, iniciándose lenta y levemente, afectando en primer lugar las partes del cerebro asociadas con el pensamiento, la memoria y el lenguaje.

Los enfermos de Alzheimer pueden tener dificultades para reconocer a sus familiares, así como la pérdida de facultades de expresión en sus distintas facetas; a saber, hablar, leer o escribir. Es probable que no recuerden acciones tan cotidianas como cepillarse los dientes o peinarse el cabello.

Enfermedad de Alzheimer

Con el transcurrir del tiempo la persona puede volverse ansiosa o agresiva y salir de su lugar habitual sin razón alguna a deambular sin rumbo ni sentido definido. Llega un momento en que el enfermo va a requerir de cuidados totales hacia su persona, convirtiéndose en una carga estresante para los familiares que deben encargarse de ella.

El riesgo aumenta a medida que la persona envejece y es peor si hay antecedentes familiares del mal. Es probablemente una de las enfermedades más temidas por gran parte de la población por su fuerte impacto sobre la persona que la padece, pero también por el del entorno familiar. Es la principal causa de demencia en todo el mundo y la que genera mayor discapacidad en las personas mayores.

Fases de la enfermedad de Alzheimer

Generalmente se distinguen tres fases de evolución del trastorno y en cada una de ellas se van manifestando signos y síntomas que se agudizan con el avance del mal.

Estas fases se han identificado como:

  • Demencia inicial o leve
  • Demencia moderada
  • Demencia avanzada.

Enfermedad de Alzheimer

A continuación, se señalan de manera sucinta cómo es el proceso de la enfermedad y las características de cada fase.

No obstante, los especialistas advierten que no hay un orden ni tiempo establecido en cuanto a los hechos en cada una de ellas, puesto que cada persona afectada experimenta los síntomas de forma individualizada.

Demencia inicial

Se distingue como la primera fase, en la que lo más notorio es que son leves los trastornos.

Se ha observado que esta primera fase tiene una duración de unos tres años, tiempo en el que es detectado un deterioro leve, pero progresivo, de la memoria episódica, que es aquélla que se refiere al recuerdo de lugares, emociones y eventos de la vida pasada que se evocan de forma muy nítida, pero el enfermo olvida situaciones recientes que ocurrieron apenas unos 10, 15 o 20 minutos antes de un hecho determinado. Por ejemplo, se dan casos en que no recuerda haber comido o haber hablado con un familiar minutos antes.

Del mismo modo, pierde la percepción del entorno, el cual se ve disminuido, igual que su memoria en cuanto al tiempo y el espacio.

El enfermo se puede comenzar a sentir desorientado y no reconocer ni siquiera el sitio en el que está. Pierde la noción de los lugares a los cuales solía acudir a menudo y haber olvidado cómo llegar, por ejemplo a su la iglesia, al banco o a las tiendas que frecuentaba o, peor aún, no saber cómo regresar a su casa. Se le olvida con facilidad las fechas y no recuerda que día es hoy, ni qué hora es y no saben si es de mañana o de noche.

Asimismo, presenta problemas de falta de concentración y fatiga cada vez más notoria. Tiene cambios de humor repentinos y señales de depresión y apatía, sin iniciativa y con falta de interés. La persona se torna inquieta, en ocasiones, agitada y ansiosa, lo cual se agudiza sobre todo al atardecer o durante la noche.

Con respecto al lenguaje, a su capacidad motora y de percepción, éstas se mantienen, ya que aún puede sostener una conversación, comprender y utilizar debidamente los protocolos sociales en cuanto a comunicación; es decir, gestos, entonación, expresión y actitudes.

Demencia moderada

En esta segunda fase, se observa un claro deterioro de todo lo relacionado con la memoria. Se ha estimado para esta fase una duración aproximada de tres años.

En esta etapa se producen importantes alteraciones de la función cerebral y se presentan síntomas más alarmantes, pues ya se detectan dificultades de afasia, que son los trastornos de lenguaje debido a la incapacidad de poder expresarse o comunicarse con claridad al hablar, escribir o al hacer gestos o mímica, producto de la lesión cerebral.

Enfermedad de Alzheimer

Asimismo, presenta problemas de apraxia, que es la afección en el cerebro y el sistema nervioso que impide que la persona realizar o seguir instrucciones o hacer tareas que se le pide hacer, así como también dificultad sobre cómo vestirse o cómo utilizar los cubiertos.

En otras palabras, la persona va perdiendo facultades y no puede efectuar las funciones aprendidas. Igualmente, tiene problemas de agnosia, que le genera complicaciones en el reconocimiento e identificación de información que recibe por los sentidos, especialmente la vista.

Aún mantiene, sin embargo, conocimientos de su persona en cuanto a nombre, edad, sitio de nacimiento y de sus ambientes familiares. Sin embargo, esto lo va perdiendo con el tiempo.

Por otra parte, el enfermo comienza a descuidar su apariencia física e higiene personal. Comienzan a aparecer episodios de tipo psicótico en los que cree ver personas que no existen, o escuchar ruidos extraños y sentir que lo están persiguiendo.

Enfermedad de Alzheimer

Empieza también a preguntar por familiares que ya han muerto, recordando situaciones que vivió con ellos o que lo inquietaron.

Muestra evidencia de perturbación mental, además de indiferencia hacia las cosas que debe hacer. Ya no le interesan las actividades y aficiones que solía tener, tanto sociales, profesionales como de esparcimiento.

Además, va creciendo su dependencia de la persona que debe velar por ella y su carácter se torna apático, aburrido y flojo y comienza a ser repetitivo y obsesivo en su actuar. Deambula sin cesar por los espacios de la casa, siempre ordenando los objetos o moviéndolos constantemente de lugar.

Enfermedad de Alzheimer

Demencia avanzada

Se observa marcado deterioro de todas las facultades intelectuales del enfermo, agravándose los síntomas cerebrales y la rigidez muscular y pudiéndose presentar temblores y reacciones epilépticas.

Ya no reconoce a familiares e incluso ni su propio rostro en el espejo. Evidencia un radical cambio de personalidad tornándose completamente apático y arisco a las expresiones de cariño.

No muestra ninguna evidencia de mantener sus capacidades previas en cuanto a bañarse, vestirse, comer, caminar, así como ausencia de respuesta al dolor.

En esta tercera y última etapa, se presenta un descuido notorio en todo lo que realiza y lleva a cabo acciones que pudieran resultar riesgosas para su persona o para el entorno en el que se mueve. Los síntomas cerebrales se agravan, acentuándose la rigidez muscular así como la resistencia al cambio postural. Pueden acentuarse los temblores y crisis epilépticas.

Enfermedad de Alzheimer

El paciente de Alzheimer en esta etapa ya no reconoce a sus familiares e incluso puede no reconocer su propio rostro en el espejo. La personalidad que lo distinguió, cambia radicalmente. Se muestran profundamente apáticos, perdiendo ya por completo las capacidades automáticas adquiridas de como lavarse, vestirse, andar o comer, y presentan una cierta pérdida de respuesta al dolor.

Se puede presentar incontinencia urinaria y fecal y al final la persona enferma termina postrada en una cama con alimentación asistida.

La evolución de la enfermedad es un punto crítico que los médicos, así como sus familiares, deben chequear constantemente para evitar complicaciones al enfermo.

Esto es porque en todas estas fases por las que atraviesa una persona enferma de Alzheimer se van formando estructuras malignas que van dañando las células sanas del cerebro.

Estructuras cerebrales anormales de la enfermedad de Alzheimer

En los estudios que se han realizado en búsqueda de soluciones mitigadoras de los síntomas para los enfermos de Alzheimer, se muestra la presencia de formaciones anómalas que complican la condición del paciente. Se trata de las placas amiloides y ovillos neurofibrilares.

Placas amiloides y ovillos neurofibrilares

Los estudios clínicos cerebrales han develado estas extrañas estructuras que se forman a nivel neuronal y que han detectado son las posibles causantes de daños de las células nerviosas e incluso de destruirlas por completo. Se trata de las estructuras que se han llamado las placas y los ovillos.

En cuanto a las placas, éstas son grandes acumulaciones de la proteína beta-amiloide que se amontonan entre los espacios de las células nerviosas, obstaculizando sus funciones. Por su parte, los ovillos son formaciones onduladas de la proteína tau, que se depositan dentro de las células.

Normalmente, con el envejecimiento estas estructuras se van formando en el cerebro de la mayoría de las personas de manera paulatina. Sin embargo, en los enfermos de Alzheimer suelen desarrollarse en mucha mayor cantidad comenzando en las áreas importantes asociadas a la memoria para luego ir avanzando hacia otras regiones.

Aún no se ha podido descifrar con exactitud cual es el desempeño de las placas y los ovillos dentro del cuadro clínico del Alzheimer, lo único que está, en cierto modo, claro es que interrumpen y bloquean por completo la comunicación entre las células nerviosas, llegando alterar sus procesos básicos para sobrevivir obstruyendo sus funcionamiento.

El desempeño de las placas y los ovillos La destrucción y la muerte que ocasionan las placas y los ovillos a las células nerviosas son las causas de las fallas de la memoria, las distorsiones mentales, los cambios de humor y de carácter, imposibilidad de realizar actividades básicas y cotidianas y de muchos otros síntomas que aquejan a los pacientes de la enfermedad de Alzheimer.

Mediante un estudio precoz de diagnóstico por imágenes denominado PET-CT, que es una tomografía que prescribe el médico tratante para confirmar de que se trata del Alzheimer. Esta tomografía detecta la existencia de las placas amiloides en el cerebro.

Es factible también realizar un procedimiento clínico para analizar una muestra del líquido cefalorraquídeo tomado de la médula espinal a nivel cerebral, para identificar si hay valores anómalos de las proteínas beta-amiloide y tau.

Causas de la enfermedad de Alzheimer

Hasta la fecha actual no se ha determinado una causa específica de esta lamentable afección. Muchos la atribuyen a diversos factores tanto genéticos como ambientales, que pueden ser interrelacionados desencadenando el inicio de la enfermedad.

Se ha estimado que la mitad de los casos de la enfermedad son atribuibles a factores de riesgo como los siguientes:

  • Factor genético: Referido a los casos en que el trastorno es transmitido directamente por familiar enfermo de Alzheimer.
  • Edad: Se ha encontrado que a partir de los 65 años hay una probabilidad del 10% de padecer este mal y el riesgo se duplica cada 5 años, llegando al 50% a los 85 años.
  • Sexo: Es un factor cuestionable, pero se ha señalado que existe un mayor porcentaje de mujeres con la enfermedad, aun cuando hay quien lo atribuye a su mayor esperanza de vida.
  • Inactividad cognitiva o bajo nivel educativo: Se considera que el bajo nivel educativo, en virtud de la escasa actividad mental, aumenta el riesgo de desarrollar el trastorno, pues se ha comprobado científicamente que la ejercitación cognitiva y el aprendizaje estimulan la comunicación neuronal.
  • Hipertensión arterial de larga evolución
  • Antecedentes de traumatismo craneal
  • Nutrición: Es una causa basada en la ingesta de productos de alto nivel calórico, elevados de ácidos grasos saturados y/o de ácidos grasos omega 6.
  • Niveles elevados de homocisteína, que es un aminoácido orgánico importante para muchos procesos fundamentales del organismo, pero cuya saturación ha originado cardiopatías y neuropatías.
  • Antecedentes de procesos depresivos o síndrome de Down.
  • Igualmente el tabaco, el sedentarismo, la diabetes y la obesidad pueden desencadenar el trastorno de Alzheimer.

Enfermedad de Alzheimer

Exceptuando la edad, predisposición genética y el sexo, todos los demás factores son modificables para lo cual lo ideal es desarrollar planes de prevención tendientes a un mejor estilo de vida saludable y un envejecimiento activo.

Síntomas de la enfermedad de Alzheimer

El síntoma característico, más usual y primero del mal de Alzheimer es la dificultad para recordar información recién aprendida, en virtud de que afecta al segmento del cerebro asociado al aprendizaje.

A medida que va progresando la enfermedad, comienzan a aparecer otros síntomas. Entre ellos cabe mencionar los cambios en el carácter y de comportamiento.

De igual modo, la persona afectada comienza a dar muestras de estar desorientado y confundido en cuanto a hora, lugar y eventos concretos. Comienza a recelar de sus familiares, amigos y personas que le cuidan. Llegan momentos en que pierde la memoria y luego su condición degenera en problemas de habla, deglución y movimiento.

Enfermedad de Alzheimer

Sabemos que nuestro cuerpo por naturaleza cambia con la edad debido al envejecimiento, por el cual vemos disminuida nuestra capacidad de pensamiento y dificultad para recordar algunas cosas. Pero en el enfermo de Alzheimer este cambio es contundente, radical y, a pesar de que no es muy rápido, es progresivo y consistente.

Su pérdida de memoria es grave y la confusión de eventos es drástica, lo cual es indicativo evidente de que las células del cerebro están fallando. Se comienzan a observar signos de demencia fácilmente reconocibles por los familiares o amigos.

Diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Alzheimer

Al identificar algunos de estos síntomas, se debe acudir de inmediato al especialista para efectuar el debido diagnóstico de manera temprana y establecer los métodos para el tratamiento que ayudarán a mejorar notablemente la condición del enfermo, a fin de procurar una mejor calidad de vida.

A continuación, las pruebas y análisis que hay que realizar y, luego, el tratamiento dependiendo de la fase en que se encuentre el enfermo.

Diagnóstico

No existe una prueba única para diagnosticar de manera integral la enfermedad de Alzheimer. Al contrario, se aconseja efectuar varios análisis y test de los síntomas y cambios que se han ido observando en el actuar de la persona afectada, que permitan una valoración integral que abarque las diversas disciplinas como la neurológica, la psíquica y física del paciente, para llegar al diagnóstico definitivo y certero.

Enfermedad de Alzheimer

El médico tratante prepara la historia clínica que incluya todos los datos de interés con las evidencias del mal que padece el paciente. Esta permitirá establecer una relación con él y conocer en detalle los problemas y aspectos que le aquejan y que requieran atención primaria.

Como parte también de esta historia clínica, se incluye realizar una anamnesis completa, que contemple todos los signos que el médico detecte al auscultar al paciente, así como los síntomas que el paciente le refiere.

Esta anamnesis es una especie de interrogatorio o conversación con el paciente, la cual proporciona muchísima información pertinente y puntual para el médico. Por supuesto, que muchos de los datos que se obtienen son subjetivos y como tal se les debe considerar.

Del mismo modo, se lleva a cabo una exploración física integral haciendo una evaluación de la condición de cada uno de los sistemas y aparatos del paciente. Esta exploración incluye diversas auscultaciones, de las cuales se obtienen los datos objetivos sobre la condición clínica del paciente, por lo que son más fiables.

Con estas dos evaluaciones de la anamnesis y la exploración, es posible que el médico pueda llegar a un diagnóstico. Sin embargo, con esta afección es pertinente contar con otras evaluaciones para llegar a un diagnóstico certero y un tratamiento acorde.

Se solicita, también, la opinión del neuropsicólogo, quien realiza otra serie de pruebas y cuestionarios sobre el estado cognitivo del paciente.

Finalmente, se solicita como parte relevante la opinión de la familia, que convive con el paciente, ya que son la fuente más cercana y confiable para informar al médico cuál es la evolución del paciente, y, con ello, hacer el debido seguimiento entre una consulta y otra, lo cual es de vital importancia para la debida prescripción o ajuste del tratamiento correcto acorde con las necesidades del enfermo.

Tratamiento

Aun cuando no hay cura para este mal, la administración de ciertos medicamentos pueden ayudar a frenar al menos temporalmente el avance de los síntomas y mejorar en gran medida la calidad de vida de las pacientes con Alzheimer, así como la de sus cuidadores.

Medicamentos aprobados por la FDA

Existen en el mercado varios medicamentos que han probado ser efectivos para mitigar los síntomas del Alzheimer.

Asimismo, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA del inglés Food and Drug Administration) de los Estados Unidos ha destacado cinco medicamentos de reciente aprobación para tratar los síntomas de este mal. Estos son:

  • Donepezil, de la marca Aricept que puede ser administrado en todas las fases de la enfermedad.
  • Galantamine de la marca comercial Razadyne, prescrito para la transición de la fase inicial a la moderada.
  • Memantina, de marca comercial Namenda, apropiado para las fases de moderado a grave.
  • Rivastigmina de Exelon apropiado para todas las fases.
  • Donepezil y memantina, de Namzaric, el cual se puede administrar en la fase moderada a grave.

¿Cómo actúan los medicamentos en la enfermedad de Alzheimer?

Como sabemos, el cerebro funciona como una red de comunicación de neuronas que intercambian información a través de los impulsos eléctricos.

Estas neuronas se conectan y se comunican mediante sinapsis, que son las pequeñas explosiones de químicos denominados neurotransmisores, como la acetilcolina, que transmiten información de una célula a la otra.

Cuando aparece el Alzheimer se altera este proceso, destruyendo la sinapsis y eliminado las neuronas, ocasionando perturbaciones en la comunicación, lo que implica que hay daños en toda la red neuronal del cerebro.

Los medicamentos que se prescriben para este mal ayudan a evitar esos daños y procurar mantener el proceso comunicacional mediante dos mecanismos:

  1. Frenando el proceso que descompone y destruye a los neurotransmisores clave utilizando los inhibidores de colinesterasa, que son sustancias que ayudan al funcionamiento apropiado del sistema nervioso y a que los nervios puedan enviar las señales entre neuronas. Para ello se prescriben el donepezil, galantamina y rivastigmina, que son inhibidores de la colinesterasa.
  2. Administrando Memantina, que es un fármaco antagonista que tiene afinidad con el receptor de NMDA (N-metil-D-aspartato), que permite regular el funcionamiento del glutamato, importante neurotransmisor para el aprendizaje y la memoria.

Se produce la adhesión de este glutamato a los receptores de NMDA, que ayudan a que el calcio entre en las células contribuyendo a la señalización celular, al aprendizaje y a la memoria.

Ahora bien, cuando se padece de Alzheimer, las células dañadas liberan cantidades excesivas de glutamato, generando una saturación crónica, que conllevaría a mayor daño celular.

Por el uso de la Memantina, que bloquea parcialmente los receptores de NMDA, ayudando a evitar la acción destructiva del glutamato.

¿Cómo prevenir la enfermedad de Alzheimer?

Las estadísticas revelan que unas 36 millones de personas en el mundo padecen de Alzheimer y, aunque aún no hay una cura, sí es posible tomar medidas para prevenirlo, siguiendo hábitos saludables como:

  • Cuidar el corazón porque ello redunda en el bienestar del cerebro, pues se ha comprobado que la afecciones cardiovasculares; a saber, colesterol, obesidad, diabetes e hipertensión, constituyen factores de riesgo de padecer Alzheimer.
  • Muchas de estas enfermedades cardiovasculares surgen de un estilo de vida no saludable.
  • Eliminar el tabaco, generador de muchas dolencias. Las estadísticas señalan que los fumadores tienen un 45% más de riesgo de padecer demencia.
  • Hacer ejercicio físico regularmente, ya que los estudios clínicos corroboran que una de las mejores formas de mantenerse activo, lo que incide en disminuir en gran medida la aparición de la demencia a nivel general y sobre todo la del Alzheimer.
    • Lo recomendable es realizar caminatas a buen paso al menos 30 minutos al día.
  • Llevar una dieta balanceada. No se cuenta con estudios que muestren la incidencia de la alimentación sobre la enfermedad de Alzheimer, pero si se sabe que hay alimentos que ayudan a su prevención.
    • Se aconseja, por tanto, incorporar muchas legumbres, vegetales y frutas, sobre todo fresas, manzanas y cítricos, así como pescados.
  • Realizar ejercicios cerebrales, tales como leer, hacer crucigramas, sopas de letras y sudokus, hacer cálculos matemáticos sencillos, así también otros más completos como hacer cursos sencillos de manualidades, pintura, idiomas, manejo básico de computadores, entre otros.
    • Todos ellos servirán para evitar o al menos retrasar el desarrollo del Alzheimer.
  • Socializar y mantener un círculo de reunión con otras personas para mantener el cerebro activos en cuanto a cómo comportarse, cómo intercambiar opiniones o simplemente como interactuar.
  • Proteger la cabeza de posibles traumatismos craneales severos por caídas o golpes, que pudieran ocasionar pérdida de la conciencia o el sentido y degenerar en el Alzheimer, sobre todo cuando se realizan actividades al aire libre o practicando algún deporte.

 

Actualizado el 31 enero, 2022